Incierta noche, noche de
iniciación
Revélame los cánones del
tiempo,
Mira que supe del dolor
agazapado,
Y Penumbras merodean mi alma
Como centellas en las calles de tu universo.
Iníciame, entonces, mi única
amiga
Confidente de insomnes y
vigías,
Iníciame, en los pertrechos del
olvido
Donde abunde el no y la ceniza,
Donde la pequeña muerte del recuerdo
Sea otro lucero Tras las luces citadinas.
¡Oh, Luna! Hija de la noche
negra,
Negra como inescrutables sus
ojos,
Ella se va para no volver, se
va para no volver,
El dolor se levanta, La noche
no habla.
Quemadas las fotos, tu figura
revuelve las cenizas
Y no hay nada para
agregar,
Seré iniciado, en las artes del
olvido.
La ciudad convulsa
La ciudad convulsa no regala
Ni un solo espacio
Ni un solo minuto;
Vuelves la mirada
Y has perdido la carrera.
El cielo sin estrellas y la noche
Melancólica llaman por ti.
En el patio, los pozos
se han desbordado de tristeza.
El mar apuntala el peso de las barcazas
Mar oscuro de oscuras tristezas.
¿Después de tantas metamorfosis,
Después de tantas crisálidas vacías
Aún sigo siendo el mismo?
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